De cada seis parejas en edad fértil, una tiene dificultades a la hora de concebir hijos de manera natural; de ahí el auge de las clínicas de reproducción asistida en la actualidad. Alrededor del 40% de estos problemas son causados por la mala calidad de los espermatozoides, a pesar de la creencia popular de que la responsabilidad radica en la mujer.
Cuando una pareja se acerca a un centro de reproducción, se le indican varios estudios, entre ellos, la primera evaluación del varón a través del llamado espermiograma, que consiste en un análisis básico de laboratorio para observar volumen, movilidad, concentración y morfología entre otros. A este primer análisis se le han sumado nuevos estudios más sofisticados de biología celular y molecular, que profundizan en el estudio del varón permitiendo ver algunos problemas no detectados por el espermiograma básico, como la apoptosis o muerte celular programada. Ésta involucra una serie de procesos que terminan en la fragmentación del material genético o ADN. Se demostró que muchas parejas que no conseguían el embarazo tenían altos niveles de lesiones a este nivel. Cuanto más comprometida está la integridad del material genético peor será el pronóstico de lograr un embarazo a término, por eso resulta necesario asegurarse de que el material genético de los espermatozoides es de buena calidad antes de proceder a realizar cualquier técnica de reproducción asistida y poder esperar así un buen resultado en la misma.
Los espermatozoides alterados tienen propiedades diferentes a los sanos y al filtrarlos se seleccionan los normales para la fecundación del óvulo. Entre estas propiedades se encuentra que los espermatozoides con fragmentación del ADN presentan una proteína en su membrana que tiene afinidad por la anexina V. Ésta se acopla a pequeñas esferas metálicas recubiertas de un polímero biodegradable. Las esferas se incuban con la muestra de espermatozoides que queremos separar, formándose un complejo en aquellos espermatozoides que estén dañados. La muestra así procesada se hará pasar por una columna que posee un campo magnético, facilitando así que los espermatozoides que se unieron a la anexina V queden adheridos a la columna y los sanos fluyan a través de la misma para luego recuperarlos y utilizarlos en la técnica de reproducción asistida.
Con este procedimiento tan sencillo se ha logrado disminuir los niveles de fragmentación del ADN espermático en todos los casos. De esta manera, se enriquece la muestra de espermatozoides sanos, ofreciendo al paciente más posibilidades para la formación de un embrión con mayor potencial de implantación y embarazo.
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