Laura Díez Pérez, Nadia López Ruiz, Alfonso José García Orellana y José Antonio Beltrán Santos
Resumen/Abstract
Tanto la infertilidad como los trastornos mentales son un problema que afectan a gran parte de la sociedad actual. Se asocian a distintas causas como factores ambientales, estilos de vida e incluso problemas genéticos, sin embargo, no es común establecer una relación entre ambos problemas. Hoy en día, una gran cantidad de estudios han respaldado la hipótesis de que los trastornos mentales pueden afectar de manera directa e indirecta a la producción de gametos. Los signos reconocidos de los trastornos mentales son los cambios conductuales, la neuroinflamación o la alteración del eje hipotálamo-hipofisario. Profundizando un poco más en el tema, se han observado efectos en el ámbito de la reproducción, como modificaciones epigenéticas, espermiogramas alterados, estrés oxidativo y afectación en la secreción hormonal. Por todo ello, en este artículo realizaremos una revisión de los distintos aspectos en los que se puede ver afectada la función reproductora en individuos con trastornos mentales.
Figura 1. Abstract gráfico creado con Biorender.
- Introducción
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2019, al menos una de cada ocho personas en el mundo (cerca de 1000 millones de personas) padecían un trastorno mental. Esta cifra aumentó de manera exponencial a partir de la pandemia de COVID-19 de 2020, con un incremento de al menos un 30%. La mayoría de estas personas no tienen acceso a un sistema de prevención efectivo y, además, son blanco de múltiples tipos de discriminación y estigmas [1].
Los desórdenes mentales están caracterizados por alteraciones clínicamente significativas de la cognición, la regulación emocional o el comportamiento de un individuo que reflejan una disfunción de los procesos psicológicos, biológicos o del desarrollo que subyacen al funcionamiento mental y del comportamiento. Estas alteraciones suelen ir asociadas a trastornos o deficiencias en el funcionamiento personal, familiar, social, educativo, laboral o en otras áreas importantes. Entre los más comunes destacan la ansiedad y los trastornos depresivos, que afectan al 6,7% y 4,1% de la población en España, respectivamente [2, 3].
La infertilidad se refiere a la incapacidad de una pareja para embarazarse o para lograr que un embarazo llegue a término, con una prevalencia mundial aproximada del 15-20%. Al menos en un 40-50% de los casos, la infertilidad de una pareja se debe a factores masculinos. La calidad seminal es un parámetro altamente influenciable por factores como el estilo de vida, factores ambientales o secreciones hormonales. Desórdenes mentales como la depresión o la ansiedad pueden afectar al eje hipotálamo-hipofisario y, por ende, a la secreción de hormonas sexuales, pudiendo causar infertilidad [4].
- Papel del estrés oxidativo
La investigación en el campo del estrés oxidativo continúa evolucionando día a día; el estudio acerca de cómo el estrés oxidativo interviene en las enfermedades mentales y la fertilidad aún no está completamente esclarecido. Una característica comúnmente asociada al desarrollo de las enfermedades mentales es un nivel alto de estrés oxidativo y un nivel bajo de compuestos antioxidantes, todo ello debido a un desequilibrio en los mecanismos de control de las reacciones redox. Además, distintos estudios han demostrado la susceptibilidad del cerebro a estos niveles altos de estrés oxidativo.
Aunque aún son desconocidos los mecanismos detrás de este procedimiento, se ha reportado que el estrés psicológico asociado a las enfermedades mentales también contribuye al aumento del estrés oxidativo de manera sistémica, viéndose especialmente afectados los órganos reproductores y las células germinales. Así, en lo que respecta al espermatozoide, las especies reactivas de oxígeno (ROS) a concentraciones moderadas tienen un importante rol fisiológico, permitiendo el correcto desarrollo de la espermatogénesis, la capacitación, la reacción acrosómica, etc. Sin embargo, esta acción fisiológica de las ROS puede revertirse y volverse patológica bajo cierto umbral de concentración, teniendo consecuencias como la peroxidación lipídica, la fragmentación del ADN o la apoptosis (Figura 2). Bajo este rol patológico, el espermatozoide podría ver mermados parámetros como su motilidad o concentración. La depresión, la ansiedad o la esquizofrenia son los trastornos mentales que con más frecuencia se asocian a una baja actividad antioxidante, lo que se traduce en una mayor producción de ROS en todo el organismo, viéndose de esta manera afectada la función reproductora. Este procedimiento patológico comprende a su vez neuroinflamación y actividad neurotransmisora alterada [5].
Figura 2. Papel de las especies reactivas de oxígeno (ROS) en la función espermática. (A) Papel fisiológico de las ROS. (B) Efectos patológicos de las ROS sobre el espermatozoide [5].
- Papel de la epigenética
Otro factor que no se debe despreciar es el papel de las modificaciones epigenéticas en el esperma y el efecto que estas pueden tener sobre la calidad seminal e incluso sobre la salud de la descendencia. La epigenética proporciona un campo de estudio que ayuda a comprender cómo el estilo de vida y la exposición a factores ambientales pueden influir en la susceptibilidad a distintas enfermedades, entre ellas las mentales y la infertilidad. Aunque es un campo complejo que necesita más investigación, se ha reportado que alguna de la sintomatología asociada a las enfermedades mentales, como el estrés crónico, puede ser causa de alteraciones epigenéticas en gran parte de las estructuras corporales. No se conoce bien la relación ni los mecanismos acerca de esta influencia, pero hay distintos estudios que señalan a las gónadas como una de las estructuras más afectadas en el marco de la epigenética debido a los trastornos mentales. De hecho, los espermatozoides son de las células más susceptibles a alteraciones epigenéticas, pudiendo tener graves consecuencias sobre la descendencia.
Estas modificaciones alteran la expresión génica y se producen como consecuencia de las condiciones ambientales (presencia de contaminantes o disruptores endocrinos como ftalatos o bisfenol A) o del estilo de vida (drogas, dieta, ejercicio…), formando a su vez parte de estos factores la salud mental y teniendo también, por tanto, un impacto directo. Los diferentes desórdenes mentales producen alteraciones en las diferentes etapas de la gametogénesis, afectando a los futuros espermatozoides debido a metilaciones de ADN, ARNs no codificantes (ncRNAs) y modificaciones postraduccionales de histonas (PTMs) (Figura 3). Como consecuencia se pueden producir efectos adversos como la infertilidad, la alteración de los componentes del plasma seminal, defectos en el desarrollo embrionario o incluso problemas de salud en la descendencia [6].
Figura 3. (a) Modificaciones epigenéticas en esperma maduro: metilación de ADN, modificación de histonas y ncRNAs. (b) Testículo y epidídimo detectando los cambios en la presencia de indicadores circulantes de estrés y modificando los perfiles epigenéticos del esperma acordemente [6].
- Parámetros espermáticos afectados
El grupo de investigación de Wdowiak y colaboradores realizó un estudio acerca del impacto de desórdenes emocionales en la calidad del semen, basándose el estudio en la realización de los test de depresión de Beck (BDI) y de Ansiedad Estado-Rasgo (STAI). El test STAI tiene dos escalas, que sirven para diferenciar entre la ansiedad estado y la ansiedad rasgo. Cabe destacar que en el grupo experimental, que corresponde con los pacientes infértiles, se obtuvieron mayores puntuaciones en ambos tests que en el grupo control (donantes de semen) [7].
El estudio se realizó sobre 172 hombres: 60 fértiles y 112 subfértiles. Las muestras se obtuvieron por masturbación y se examinaron directamente tras la licuefacción. Es relevante resaltar que los criterios seguidos en el artículo son los establecidos por la OMS en 2010, ya que la publicación data de 2017. Los parámetros hormonales fueron estudiados por análisis de muestras de sangre [7].
4.1. Parámetros de la calidad seminalRespecto a los valores macroscópicos, el único parámetro medido fue el de volumen. El grupo experimental obtuvo unos valores significativamente menores que el control, obteniendo de media cerca de 2mL menos (Tabla 1). Esto es resultado de la disfunción en la espermatogénesis, así como en las glándulas encargadas de sintetizar el plasma seminal, probablemente inducidas por los efectos de los trastornos mentales de los pacientes. La correlación del volumen de eyaculado con las puntuaciones de los tests BDI y STAI fue negativa (Figura 4) [7].
Figura 4. Correlaciones entre las puntuaciones de los tests BDI y STAI y el volumen de eyaculado en el grupo experimental. La correlación es negativa; a mayor puntuación en los tests BDI y/o STAI, menor será el volumen de eyaculado [7].
Los valores microscópicos, por otro lado, fueron ampliamente estudiados. Respecto a la concentración espermática, aquellos hombres con una puntuación mayor en los test BDI y STAI (grupo experimental) presentaron de media una concentración espermática significativamente menor que aquellos del grupo control (35,46 millones de espermatozoides/mL los del grupo experimental y 57,84 millones de espermatozoides/mL los del grupo control) (Tabla 1). En este caso, la correlación de la concentración espermática con las puntuaciones de los tests BDI y STAI también fue negativa (Figura 5) [7].
Figura 5. Correlaciones entre las puntuaciones de los tests BDI y STAI y la concentración espermática en el grupo experimental. La correlación es negativa; a mayor puntuación en los tests BDI y/o STAI, menor será la concentración espermática [7].
Respecto al resto de valores microscópicos (motilidad progresiva, viabilidad, morfología y presencia de anticuerpos antiespermatozoides), no se obtuvieron datos significativos (Tabla 1) [7].
Tabla 1. Comparativa de los parámetros de calidad seminal del grupo control (donantes de semen) y del grupo experimental (pacientes infértiles). Diferencias significativas entre ambos grupos en los parámetros de concentración espermática y volumen seminal (p<0,001) [7].
Otros grupos también han estudiado los efectos que tienen los antidepresivos sobre la calidad seminal, concluyendo que estos pueden tener efectos adversos como la disminución de la concentración espermática, alteraciones de la morfología de los espermatozoides o el incremento de la fragmentación del ADN. Estos efectos dependen del tipo de antidepresivo y, aunque todavía se desconocen muchos factores, afortunadamente los efectos de los antidepresivos sobre la calidad seminal son reversibles y cesan con el fin de la medicación [8].4.2. Hormonas involucradas en la función reproductora
En el grupo experimental, puntuaciones más altas de BDI se asociaron con una disminución significativa de los niveles de testosterona, así como un aumento de los niveles de prolactina y de los niveles de cortisol. El análisis estadístico también mostró correlaciones negativas significativas entre la puntuación BDI, la globulina fijadora de hormonas sexuales (SHBG) y los niveles de sulfato de dehidroepiandrosterona (DHEA-S) en este grupo. No se encontraron correlaciones significativas con hormona folículoestimulante (FSH) y hormona luteinizante (LH). Por su parte, en el grupo control no se observaron correlaciones estadísticamente significativas entre las puntuaciones del BDI y los niveles medios de las hormonas estudiadas [7].
Los análisis mostraron que puntuaciones STAI-1 más altas en el grupo de pacientes con infertilidad se asociaron con mayores niveles medios de prolactina y de cortisol, así como con niveles más bajos de SHBG y DHEA-S. No se encontraron correlaciones significativas entre STAI-1 y FSH, LH o testosterona. En el grupo de fertilidad confirmada no se encontraron correlaciones estadísticamente significativas entre las puntuaciones STAI-1 y las hormonas estudiadas [7].
En el grupo de baja fertilidad, las puntuaciones STAI-2 altas se correlacionaron con niveles más bajos de SHBG y DHEA-S. El estudio también mostró una correlación positiva entre las puntuaciones STAI-2 y la prolactina y el cortisol. No se encontraron correlaciones estadísticamente significativas entre STAI-2 y FSH, LH o testosterona en el grupo experimental. En el grupo de control, la única correlación positiva significativa se encontró entre STAI-2 y LH (Tabla 2) [7].
Tabla 2. Correlaciones entre puntuaciones BDI, STAI-1 y STAI-2 y niveles medios de hormonas en grupo experimental y grupo control. Diferencias significativas entre ambos grupos en las concentraciones de testosterona, prolactina, SHBG, DHEA-S y cortisol (p<0,001) [7].
Otros estudios también relacionan hormonas como el cortisol con el estrés. Cuando los niveles de estrés aumentan la primera respuesta que induce en nuestro cuerpo es un aumento de noradrenalina que nos suministrará energía rápidamente para hacer frente a esa posible situación de peligro. Si se mantiene en el tiempo pasa a secretar cortisol, que mantiene unos niveles constantes de glucosa. Una vez pasa ese periodo de estrés, el propio cortisol ejerce un feedback negativo sobre el eje hipotálamo-hipofisario coticotróprico disminuyendo la liberación de la hormona liberadora de corticotropina (CRH) y ésta a su vez de adrenocorticotropina (ACTH). En caso de que el estrés se mantuviera en el tiempo se produciría una desensibilización al cortisol y los niveles altos se reconocerían como normales. Por otra parte, el eje corticotrópico, que se relaciona con el gonadotrópico, es un depresor. Concentraciones altas de cortisol suprimen la producción de testosterona, lo que se traduce directamente en una disminución de la producción de espermatozoides, ya que necesita dicha hormona para su producción [9].
Esto se ha observado en otro estudio que relaciona los niveles altos de estrés con niveles altos de cortisol y este último con ciclos fallidos de reproducción asistida. Por otra parte, las mujeres que conseguían el embarazo presentaban niveles de cortisol en pelo más bajo. Es decir, los niveles altos de cortisol materno afectan negativamente a la tasa de embarazo. Esto demuestra que el estrés no influye únicamente en los parámetros seminales [10].
- Conclusiones
- Las enfermedades mentales no solo afectan de manera indirecta a la calidad seminal, sino que también se ha observado que aquellas personas con problemas de fertilidad son a su vez más propensas a desarrollar estas alteraciones mentales (repetición de los tratamientos sin encontrar el éxito, el coste, el sentimiento de culpabilidad al saber del diagnóstico de infertilidad, etc.).
- La causa más reconocida por la cual los trastornos mentales afectan a la fertilidad masculina es la disminución de antioxidantes y el aumento en la concentración de ROS, con consecuencias como la peroxidación lipídica, la fragmentación del ADN o la apoptosis.
- Los parámetros de calidad microscópicos se ven afectados en gran medida, sin embargo, sería también de interés un estudio más amplio de los parámetros macroscópicos.
- Tanto la epigenética como la alteración en la secreción hormonal son factores claves para el desarrollo de infertilidad en estos individuos, es por ello que estudios más amplios en el tema podrían resultar de interés.
- Bibliografía
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2019, al menos una de cada ocho personas en el mundo (cerca de 1000 millones de personas) padecían un trastorno mental. Esta cifra aumentó de manera exponencial a partir de la pandemia de COVID-19 de 2020, con un incremento de al menos un 30%. La mayoría de estas personas no tienen acceso a un sistema de prevención efectivo y, además, son blanco de múltiples tipos de discriminación y estigmas [1].
Los desórdenes mentales están caracterizados por alteraciones clínicamente significativas de la cognición, la regulación emocional o el comportamiento de un individuo que reflejan una disfunción de los procesos psicológicos, biológicos o del desarrollo que subyacen al funcionamiento mental y del comportamiento. Estas alteraciones suelen ir asociadas a trastornos o deficiencias en el funcionamiento personal, familiar, social, educativo, laboral o en otras áreas importantes. Entre los más comunes destacan la ansiedad y los trastornos depresivos, que afectan al 6,7% y 4,1% de la población en España, respectivamente [2, 3].
La infertilidad se refiere a la incapacidad de una pareja para embarazarse o para lograr que un embarazo llegue a término, con una prevalencia mundial aproximada del 15-20%. Al menos en un 40-50% de los casos, la infertilidad de una pareja se debe a factores masculinos. La calidad seminal es un parámetro altamente influenciable por factores como el estilo de vida, factores ambientales o secreciones hormonales. Desórdenes mentales como la depresión o la ansiedad pueden afectar al eje hipotálamo-hipofisario y, por ende, a la secreción de hormonas sexuales, pudiendo causar infertilidad [4].
La investigación en el campo del estrés oxidativo continúa evolucionando día a día; el estudio acerca de cómo el estrés oxidativo interviene en las enfermedades mentales y la fertilidad aún no está completamente esclarecido. Una característica comúnmente asociada al desarrollo de las enfermedades mentales es un nivel alto de estrés oxidativo y un nivel bajo de compuestos antioxidantes, todo ello debido a un desequilibrio en los mecanismos de control de las reacciones redox. Además, distintos estudios han demostrado la susceptibilidad del cerebro a estos niveles altos de estrés oxidativo.
Aunque aún son desconocidos los mecanismos detrás de este procedimiento, se ha reportado que el estrés psicológico asociado a las enfermedades mentales también contribuye al aumento del estrés oxidativo de manera sistémica, viéndose especialmente afectados los órganos reproductores y las células germinales. Así, en lo que respecta al espermatozoide, las especies reactivas de oxígeno (ROS) a concentraciones moderadas tienen un importante rol fisiológico, permitiendo el correcto desarrollo de la espermatogénesis, la capacitación, la reacción acrosómica, etc. Sin embargo, esta acción fisiológica de las ROS puede revertirse y volverse patológica bajo cierto umbral de concentración, teniendo consecuencias como la peroxidación lipídica, la fragmentación del ADN o la apoptosis (Figura 2). Bajo este rol patológico, el espermatozoide podría ver mermados parámetros como su motilidad o concentración. La depresión, la ansiedad o la esquizofrenia son los trastornos mentales que con más frecuencia se asocian a una baja actividad antioxidante, lo que se traduce en una mayor producción de ROS en todo el organismo, viéndose de esta manera afectada la función reproductora. Este procedimiento patológico comprende a su vez neuroinflamación y actividad neurotransmisora alterada [5].
Figura 2. Papel de las especies reactivas de oxígeno (ROS) en la función espermática. (A) Papel fisiológico de las ROS. (B) Efectos patológicos de las ROS sobre el espermatozoide [5].
Otro factor que no se debe despreciar es el papel de las modificaciones epigenéticas en el esperma y el efecto que estas pueden tener sobre la calidad seminal e incluso sobre la salud de la descendencia. La epigenética proporciona un campo de estudio que ayuda a comprender cómo el estilo de vida y la exposición a factores ambientales pueden influir en la susceptibilidad a distintas enfermedades, entre ellas las mentales y la infertilidad. Aunque es un campo complejo que necesita más investigación, se ha reportado que alguna de la sintomatología asociada a las enfermedades mentales, como el estrés crónico, puede ser causa de alteraciones epigenéticas en gran parte de las estructuras corporales. No se conoce bien la relación ni los mecanismos acerca de esta influencia, pero hay distintos estudios que señalan a las gónadas como una de las estructuras más afectadas en el marco de la epigenética debido a los trastornos mentales. De hecho, los espermatozoides son de las células más susceptibles a alteraciones epigenéticas, pudiendo tener graves consecuencias sobre la descendencia.
Estas modificaciones alteran la expresión génica y se producen como consecuencia de las condiciones ambientales (presencia de contaminantes o disruptores endocrinos como ftalatos o bisfenol A) o del estilo de vida (drogas, dieta, ejercicio…), formando a su vez parte de estos factores la salud mental y teniendo también, por tanto, un impacto directo. Los diferentes desórdenes mentales producen alteraciones en las diferentes etapas de la gametogénesis, afectando a los futuros espermatozoides debido a metilaciones de ADN, ARNs no codificantes (ncRNAs) y modificaciones postraduccionales de histonas (PTMs) (Figura 3). Como consecuencia se pueden producir efectos adversos como la infertilidad, la alteración de los componentes del plasma seminal, defectos en el desarrollo embrionario o incluso problemas de salud en la descendencia [6].
Figura 3. (a) Modificaciones epigenéticas en esperma maduro: metilación de ADN, modificación de histonas y ncRNAs. (b) Testículo y epidídimo detectando los cambios en la presencia de indicadores circulantes de estrés y modificando los perfiles epigenéticos del esperma acordemente [6].
El grupo de investigación de Wdowiak y colaboradores realizó un estudio acerca del impacto de desórdenes emocionales en la calidad del semen, basándose el estudio en la realización de los test de depresión de Beck (BDI) y de Ansiedad Estado-Rasgo (STAI). El test STAI tiene dos escalas, que sirven para diferenciar entre la ansiedad estado y la ansiedad rasgo. Cabe destacar que en el grupo experimental, que corresponde con los pacientes infértiles, se obtuvieron mayores puntuaciones en ambos tests que en el grupo control (donantes de semen) [7].
El estudio se realizó sobre 172 hombres: 60 fértiles y 112 subfértiles. Las muestras se obtuvieron por masturbación y se examinaron directamente tras la licuefacción. Es relevante resaltar que los criterios seguidos en el artículo son los establecidos por la OMS en 2010, ya que la publicación data de 2017. Los parámetros hormonales fueron estudiados por análisis de muestras de sangre [7].
Respecto a los valores macroscópicos, el único parámetro medido fue el de volumen. El grupo experimental obtuvo unos valores significativamente menores que el control, obteniendo de media cerca de 2mL menos (Tabla 1). Esto es resultado de la disfunción en la espermatogénesis, así como en las glándulas encargadas de sintetizar el plasma seminal, probablemente inducidas por los efectos de los trastornos mentales de los pacientes. La correlación del volumen de eyaculado con las puntuaciones de los tests BDI y STAI fue negativa (Figura 4) [7].
Figura 4. Correlaciones entre las puntuaciones de los tests BDI y STAI y el volumen de eyaculado en el grupo experimental. La correlación es negativa; a mayor puntuación en los tests BDI y/o STAI, menor será el volumen de eyaculado [7].
Los valores microscópicos, por otro lado, fueron ampliamente estudiados. Respecto a la concentración espermática, aquellos hombres con una puntuación mayor en los test BDI y STAI (grupo experimental) presentaron de media una concentración espermática significativamente menor que aquellos del grupo control (35,46 millones de espermatozoides/mL los del grupo experimental y 57,84 millones de espermatozoides/mL los del grupo control) (Tabla 1). En este caso, la correlación de la concentración espermática con las puntuaciones de los tests BDI y STAI también fue negativa (Figura 5) [7].
Figura 5. Correlaciones entre las puntuaciones de los tests BDI y STAI y la concentración espermática en el grupo experimental. La correlación es negativa; a mayor puntuación en los tests BDI y/o STAI, menor será la concentración espermática [7].
Respecto al resto de valores microscópicos (motilidad progresiva, viabilidad, morfología y presencia de anticuerpos antiespermatozoides), no se obtuvieron datos significativos (Tabla 1) [7].
Tabla 1. Comparativa de los parámetros de calidad seminal del grupo control (donantes de semen) y del grupo experimental (pacientes infértiles). Diferencias significativas entre ambos grupos en los parámetros de concentración espermática y volumen seminal (p<0,001) [7].
4.2. Hormonas involucradas en la función reproductora
En el grupo experimental, puntuaciones más altas de BDI se asociaron con una disminución significativa de los niveles de testosterona, así como un aumento de los niveles de prolactina y de los niveles de cortisol. El análisis estadístico también mostró correlaciones negativas significativas entre la puntuación BDI, la globulina fijadora de hormonas sexuales (SHBG) y los niveles de sulfato de dehidroepiandrosterona (DHEA-S) en este grupo. No se encontraron correlaciones significativas con hormona folículoestimulante (FSH) y hormona luteinizante (LH). Por su parte, en el grupo control no se observaron correlaciones estadísticamente significativas entre las puntuaciones del BDI y los niveles medios de las hormonas estudiadas [7].
Los análisis mostraron que puntuaciones STAI-1 más altas en el grupo de pacientes con infertilidad se asociaron con mayores niveles medios de prolactina y de cortisol, así como con niveles más bajos de SHBG y DHEA-S. No se encontraron correlaciones significativas entre STAI-1 y FSH, LH o testosterona. En el grupo de fertilidad confirmada no se encontraron correlaciones estadísticamente significativas entre las puntuaciones STAI-1 y las hormonas estudiadas [7].
En el grupo de baja fertilidad, las puntuaciones STAI-2 altas se correlacionaron con niveles más bajos de SHBG y DHEA-S. El estudio también mostró una correlación positiva entre las puntuaciones STAI-2 y la prolactina y el cortisol. No se encontraron correlaciones estadísticamente significativas entre STAI-2 y FSH, LH o testosterona en el grupo experimental. En el grupo de control, la única correlación positiva significativa se encontró entre STAI-2 y LH (Tabla 2) [7].
Tabla 2. Correlaciones entre puntuaciones BDI, STAI-1 y STAI-2 y niveles medios de hormonas en grupo experimental y grupo control. Diferencias significativas entre ambos grupos en las concentraciones de testosterona, prolactina, SHBG, DHEA-S y cortisol (p<0,001) [7].
Otros estudios también relacionan hormonas como el cortisol con el estrés. Cuando los niveles de estrés aumentan la primera respuesta que induce en nuestro cuerpo es un aumento de noradrenalina que nos suministrará energía rápidamente para hacer frente a esa posible situación de peligro. Si se mantiene en el tiempo pasa a secretar cortisol, que mantiene unos niveles constantes de glucosa. Una vez pasa ese periodo de estrés, el propio cortisol ejerce un feedback negativo sobre el eje hipotálamo-hipofisario coticotróprico disminuyendo la liberación de la hormona liberadora de corticotropina (CRH) y ésta a su vez de adrenocorticotropina (ACTH). En caso de que el estrés se mantuviera en el tiempo se produciría una desensibilización al cortisol y los niveles altos se reconocerían como normales. Por otra parte, el eje corticotrópico, que se relaciona con el gonadotrópico, es un depresor. Concentraciones altas de cortisol suprimen la producción de testosterona, lo que se traduce directamente en una disminución de la producción de espermatozoides, ya que necesita dicha hormona para su producción [9].
Esto se ha observado en otro estudio que relaciona los niveles altos de estrés con niveles altos de cortisol y este último con ciclos fallidos de reproducción asistida. Por otra parte, las mujeres que conseguían el embarazo presentaban niveles de cortisol en pelo más bajo. Es decir, los niveles altos de cortisol materno afectan negativamente a la tasa de embarazo. Esto demuestra que el estrés no influye únicamente en los parámetros seminales [10].
- Las enfermedades mentales no solo afectan de manera indirecta a la calidad seminal, sino que también se ha observado que aquellas personas con problemas de fertilidad son a su vez más propensas a desarrollar estas alteraciones mentales (repetición de los tratamientos sin encontrar el éxito, el coste, el sentimiento de culpabilidad al saber del diagnóstico de infertilidad, etc.).
- La causa más reconocida por la cual los trastornos mentales afectan a la fertilidad masculina es la disminución de antioxidantes y el aumento en la concentración de ROS, con consecuencias como la peroxidación lipídica, la fragmentación del ADN o la apoptosis.
- Los parámetros de calidad microscópicos se ven afectados en gran medida, sin embargo, sería también de interés un estudio más amplio de los parámetros macroscópicos.
- Tanto la epigenética como la alteración en la secreción hormonal son factores claves para el desarrollo de infertilidad en estos individuos, es por ello que estudios más amplios en el tema podrían resultar de interés.
- World Health Organization: WHO. (2022, 8 junio). Trastornos mentales. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/mental-disorders
- Subdirección General de Información Sanitaria. (2021). Salud mental en datos: prevalencia de los problemas de salud y consumo de psicofármacos y fármacos relacionados a partir de registros clínicos de atención primaria. BDCAP Series 2. Ministerio de Sanidad. https://www.sanidad.gob.es/estadEstudios/estadisticas/estadisticas/estMinisterio/SIAP/Salud_mental_datos.pdf
- World Health Organization. (2023). 06 Mental, behavioural or neurodevelopmental disorders. In International statistical classification of diseases and related health problems (11th ed.). http://id.who.int/icd/entity/334423054
- Ye, Y., Chen, H., Sun, B., Chen, Y., Duan, P., Meng, T., Xiong, C., Wang, Y., & Pan, A. (2022). Associations between depression, oxidative stress, and semen quality among 1,000 healthy men screened as potential sperm donors. Fertility and Sterility, 117(1), 86-94. https://doi.org/10.1016/j.fertnstert.2021.09.013
- Ayad, B., Omolaoye, T. S., Louw, N., Ramsunder, Y., Skosana, B. T., Oyeipo, P. I., & Du Plessis, S. S. (2022). Oxidative stress and male Infertility: Evidence from a research perspective. Frontiers in reproductive health, 4. https://doi.org/10.3389/frph.2022.822257
- Tan, X., Luo, J., Ding, X., & Li, H. (2023). Preconception paternal mental disorders and child health: Mechanisms and interventions. Neuroscience and biobehavioral reviews, 144, 104976. https://doi.org/10.1016/j.neubiorev.2022.104976
- Wdowiak, A., Bień, A., Iwanowicz-Palus, G., Makara‐Studzińska, M., & Bojar, I. (2017). Impact of emotional disorders on semen quality in men treated for infertility. PubMed, 38(1), 50-58. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/28456148
- Walker, Z., Ernandez, J., Lanes, A., Srouji S. S., Ginsburg, E., Kathrins, M. (2023). The effects of male anxiety and depression on IVF outcomes, Human Reproduction, Volume 38, Issue 11, Pages 2119–2127. https://doi.org/10.1093/humrep/dead179
- Duval, Fabrice., González, Félix, & Rabia, Hassen. (2010). Neurobiology of stress. Revista chilena de neuro-psiquiatría, 48(4), 307-318. https://dx.doi.org/10.4067/S0717-92272010000500006
- Coelho, D. (2020). Resiliencia al estrés en reproducción humana asistida [Tesis doctoral, Universidad Rey Juan Carlos]. Dialnet. https://dialnet.unirioja.es/servlet/tesis?codigo=300850.
Está bastante bien. Como en otros artículos, deberíais darle un repaso conjunto para homogenizar el estilo y consolidar el texto.
ResponderEliminarEl hilo se pierde en las secciones 2 y 3 (sobre todo, en esta última). No queda clara la relación entre enfermedad mental y estrés oxidativo o cambios epigenéticos y cómo afectarían a los espermatozoides.
Como detalles menores, cuando empecéis a referiros a un trabajo, citadlo cuanto antes. Para varios autores, usad X y col. o y colaboradores, no compañeros.
Vigilad la escritura de números y unidades. En España se prefiere la coma como separador decimal.
Intentad pegar las tablas como texto o a alta resolución, no como captura de pantalla (apenas se distingue). Las tablas suelen tener la explicación como encabezado. En las figuras y tablas, intentad explicar algo más en su texto (deberían entenderse sin mirar el texto principal).
En general, revisad el texto para mejorar la redacción y la escritura. Aunque es bastante correcta, hay algún error. Cuando haya citas, consideradlas parte del texto (nunca van después del punto).
Hola Felipe. Muchas gracias por las observaciones, hemos intentado solventarlas todas. Hemos corregido formatos (citaciones, unidades) y hemos añadido las explicaciones oportunas en las figuras y tablas. También hemos reescrito algunos párrafos y hemos cambiado la redacción de otros, ahora creemos que queda todo mejor conexionado y más homogéneo y coherente. Como en la otra entrada, hemos aumentado la calidad de todas las figuras y tablas al adjuntarlas en otro formato y a mayor resolución para que se puedan ampliar al pinchar sobre la imagen.
Eliminar¡Esperamos haber mejorado la entrada!
No obstante, si hay alguna sugerencia u observación más quedamos a la espera para poder solventarla.
Sí, lo veo mejor. Sigo viendo cierta confusión en la parte del estrés oxidativo y los trastornos epigenéticos. Una cosa es que estos factores afecten a los espermatozoides y a la fertilidad, pero me parece que os queréis referir realmente a que afectan al sistema nervioso, contribuyendo al desarrollo de enfermedades mentales. Estas enfermedades mentales podrían afectar a la fertilidad pero a través de los ejes hormonales, pero no es que el estrés oxidativo o cambios epigenéticos que afectan al SN afecten directamente a los espermatozoides. De hecho, hay cierto sentido en el apartado 2 (habláis de EO afectando a ambos sistemas, aunque no llegáis a enlazarlos), pero en el 3 ni siquiera hacéis referencia al SN o las enfermedades mentales. Intentad clarificar estos dos puntos.
ResponderEliminarHola Felipe. Muchas gracias de nuevo por las observaciones, hemos intentado aclarar un poco más esos dos puntos. Respecto al punto 2, se sabe que el estrés oxidativo en los trastornos mentales tienen un efecto sistémico en el resto del organismo y como consecuencia en la fertilidad; sin embargo, los pasos intermedios para este aumento del estrés oxidativo en el resto del organismo debido a las enfermedades mentales son aún desconocidos, por lo que se sabe la consecuencia que tienen sobre las gónadas, pero no cómo llega a las gónadas y por eso no hemos podido poner la relación exacta o el mecanismo que relaciona ambos sistemas. En el caso del punto 3, no queremos decir que cambios epigenéticos en el SN afecten a los espermatozoides, sino que los desórdenes mentales producen cambios epigenéticos (metilaciones, ncRNAs...) en los propios espermatozoides, teniendo así estos desórdenes un efecto directo en la fertilidad; sin embargo, los mecanismos por los cuáles estos desórdenes provocan estas modificaciones también son desconocidos, por lo que lamentablemente no puede ampliarse más en la explicación.
EliminarOjalá haya quedado más aclarado todo, nosotros creemos que entre las modificaciones del texto y las aclaraciones de los comentarios se entiende el concepto aunque lamentablemente no podamos profundizar en esas relaciones ni los detalles... ¡Esperamos que se encuentre pronto el mecanismo exacto que relaciona ambos sistemas para poder buscar una solución!
De nuevo, ¡muchas gracias!
Ahora mucho mejor. Simplemente bastaba enlazar los dos conceptos, enfermedad mental y trastorno de la fertilidad, dentro de cada sección. Sin duda, es un tema muy interesante y, en nuestra sociedad, muy prevalente.
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