Introducción
La
capacidad de poder seleccionar el sexo de la descendencia antes de la
concepción, ha sido siempre un gran reto para científicos y ganaderos, ya que
esta posibilidad mejoraría la relación coste-beneficio de un programa de cría
de cualquier especie, aunque los motivos de dicha selección son muy variables
en función de la especie en cuestión. La producción de animales machos o
hembras tiene beneficios económicos obvios tanto en la industria lechera como
en la cárnica, sin embargo, en especies domésticas como es el caso del caballo,
la preferencia entre un sexo u otro es algo mucho más subjetivo (Samper et al. 2012).
Es evidente que la selección del sexo de la descendencia
ofrece ventajas en la industria equina, ya que ciertas disciplinas tienen
preferencias por un sexo específico, como es el caso de la doma clásica, en la
que se prefieren machos, al contrario que en el polo, donde se prefieren
hembras (C. M. Balao da Silva et al. 2013), ya que parece ser
que éstas son más audaces y valientes. La selección de un determinado sexo
también está condicionada por las aptitudes físicas de cada género, un ejemplo
de ello lo tenemos en las disciplinas de “raid” y “cross country” donde existe
una preferencia de machos, debido a que tienen menos tendencia a sufrir
rabdomiolisis. Puesto que los caballos se emplean principalmente en disciplinas
deportivas, su utilidad se ve a menudo comprometida a causa de las lesiones.
Los caballos castrados, que son los que se utilizan en muchas competiciones,
evidentemente no pueden utilizarse con fines reproductivos, por lo que cuando
sufren lesiones severas, en la mayoría de los casos son sacrificados. Frente a
esta situación, si se utilizan hembras de alto valor genético, su utilidad se
puede mantener si sufren lesiones y son retiradas de la competición,
introduciéndolas en programas de cría (Gibb et al. 2011).
Sin embargo, los costes de trabajar con semen sexado no
sólo se ven aumentados por el mayor precio de la obtención de la dosis de
semen, ya que existe un alto precio a pagar por la reducción en la fertilidad,
que es considerable, y el aumento de la mano de obra que todo ello conlleva.
Métodos de preselección de sexo
Se ha comprobado que las células
espermáticas pueden separarse basándose en las diferencias físicas entre los
cromosomas X e Y. En la clínica
andrológica humana se intentó separar los dos tipos de espermatozoides,
basándose en la mayor velocidad de los espermatozoides Y con respecto a los
espermatozoides X, mediante la utilización de columnas de albúmina, sin embargo
no se obtuvieron muy buenos resultados (Morris 2011).
Actualmente,
el único método repetible y fiable de selección de espermatozoides en base al
sexo cromosómico, está basado en la tecnología de separación de Beltsville que
utiliza la citometría de flujo, y que fue adaptada por primera vez para espermatozoides
por Gledhill y colaboradores en 1976 (Gledhill et al. 1976). A partir de
entonces se hicieron algunas modificaciones que permitieron orientar los
espermatozoides hacia el haz de luz del láser, lo que mejoró sustancialmente la
tasa de separación y la precisión del procedimiento (L. A. Johnson and Pinkel 1986). La tinción vital
del ADN espermático permitió la producción de la primera descendencia viva preseleccionada
en conejos, y desde entonces la separación de espermatozoides por citometría de
flujo, ha producido nacimientos sanos en numerosas especies animales, como en
la equina o en la humana, y aunque estos éxitos demuestran la capacidad
fecundante de los espermatozoides separados mediante el procedimiento conocido
como FACS (Fluorescence-Activated Cell Separation), es decir, discriminación
celular activada por fluorescencia, el procedimiento continúa presentando
problemas y retos en todas las especies, aunque en unas más que en otras (Morris 2005).
Principios de la separación de espermatozoides por sorting
El sexo de la descendencia se
determina en el momento de la fecundación, cuando el espermatozoide que porta
el cromosoma X o el Y fecunda el ovocito. La separación de ambos tipos de
espermatozoides es posible gracias a la relativa diferencia existente en el
tamaño entre ambos cromosomas, ya que el cromosoma X contiene más ADN que el
cromosoma Y.
Para medir la cantidad de ADN en
cada célula espermática, los espermatozoides se incuban con el fluorocromo
Hoechst 33342 durante un determinado tiempo a 34ºC. Este fluorocromo se une a
las regiones ricas en tiamina y adenosina, y al ser “no intercalante”, se ha
demostrado que no es demasiado dañina para el espermatozoide si se maneja
adecuadamente. Posteriormente, los espermatozoides se tiñen con un colorante
alimentario que mitigará la fluorescencia de los no viables, con lo cual sólo
se separaran las poblaciones de espermatozoides vivos. A continuación, el semen
teñido pasa a través de la máquina de FACS en una concentración muy baja y con
una presión específica (40-50 psi) hasta que alcanza la punta de la boquilla, donde
se orienta la cabeza de cada espermatozoide, de forma que el láser de argón
quede perpendicular a su cara mayor. La exposición de cada uno de los
espermatozoides hacia ese haz de luz induce la máxima fluorescencia del ADN
teñido con Hoechst, que se recoge en detectores de 0º y detectores de 90º, por
lo que únicamente los espermatozoides bien orientados se podrán analizar. El
detector de 0º analiza la orientación de los espermatozoides, mientras que el
de 90º analiza las diferencias de ADN. Generalmente, los sorters convencionales
están configurados de manera que el detector de fluorescencia es perpendicular
al haz de luz del láser (90º), para poder separar células espermáticas, se
realizó una modificación que consistía en la colocación de un detector de
fluorescencia hacia delante, en lugar del detector de dispersión de luz que es
estándar para los sistemas de flujo ortogonales configurados. Esta modificación
es necesaria para poder recoger la luz fluorescente tanto del borde de la
cabeza del espermatozoide (90º), como del lado aplanado (0º). Una vez que el
ADN ha sido examinado, un cristal piezoeléctrico interrumpe el flujo para crear
gotas individuales, en las que va un solo espermatozoide. Cada una de estas
gotas se carga eléctricamente y al pasar por una placa deflectora, las gotas
que contienen espermatozoides X (cargados positivamente) irán dirigidos a la
placa deflectora cargada negativamente y viceversa para los espermatozoides Y
(cargados negativamente) (Fig. 1) (L. a. Johnson 2000). Los
espermatozoides que no se hayan cargado adecuadamente, que estén mal orientados
o que no tengan fluorescencia, serán descartados como residuos (Morris 2011).
La pureza de la población obtenida, de
espermatozoides separados, se puede optimizar mediante diferentes velocidades
de separación, de esta manera, es posible conseguir más de un 90% de pureza en
la muestra. El cromosoma X es ligeramente mayor que el cromosoma Y, de manera
que los resultados más rápidos y más precisos serán los obtenidos cuando se
seleccionen únicamente los espermatozoides X (L. A. Johnson and Welch 1999), aunque el grado de
diferenciación en la cantidad de ADN entre los cromosomas X e Y es lo que
realmente influirá en la pureza y la facilidad de la división (Fig. 2).
Fig. 1. Diagrama esquemático del
citómetro de flujo modificado para la separación de espermatozoides. Los
espermatozoides entran a través de la aguja en un flujo continuo que orienta a
los espermatozoides hacia el láser. En función de la orientación, la excitación
se recoge bien en el detector de 90º, bien en el de 0º. Los histogramas
representan la distribución de la fluorescencia en los distintos detectores. En
el histograma c, el área entre los dos picos de separación entre los
espermatozoides X e Y corresponde a una mezcla de ambos espermatozoides, se eliminará en la papelera. Modificado de Johnson L a. Sexing mammalian sperm for
production of offspring: The state-of-the-art. Anim Reprod Sci.
2000;60-61:93-107.
En un histograma típico de
separación de espermatozoides por citometría de flujo (Fig. 2) podemos observar
los límites exteriores, que corresponden a ambas poblaciones de espermatozoides
X e Y, que permanecen constantes en todas las especies de mamíferos, mientras
que en los límites interiores (área A), en los que la separación entre X e Y no
está clara (B) se descartaran. Este área
B, va a variar en función de la diferencia en el contenido de ADN en los
diferentes cromosomas y de la velocidad a la que se produzca la separación. Si
se aumenta la velocidad de separación, el área B se verá aumentada también,
reduciendo el número de espermatozoides separados (L. A. Johnson and Welch 1999).
Fig. 2.
Modificado de Johnson LA, Welch GR. Sex preselection: high-speed flow
cytometric sorting of X and Y sperm for maximum efficiency. Theriogenology.
1999;52(8):1323-1341.
Factores que influyen en la división de los espermatozoides
Se utiliza el término “sortability” en inglés para definir la capacidad de la muestra de semen para ser dividida en poblaciones de espermatozoides X e Y (L. A. Johnson and Welch 1999). Ésta capacidad es variable entre especies, razas e individuos, ya que existen diferencias en el contenido de ADN en los espermatozoides, y por tanto en la proporción en el que el Hoechst 33342 se une al ADN del núcleo de un espermatozoide X y del núcleo de un Y (Fig. 3) (L. a. Johnson 2000).
Fig. 3. Representación de histogramas
típicos de varias especies de mamíferos en los que se observa las diferencias
en contenido de ADN entre los espermatozoides X e Y. Generalmente, a mayor
diferencia (ej. la Chinchilla, cuya diferencia es del 7,5%), más fácilmente
obtendremos muestras de gran pureza, comparándolo con el humano, cuya
diferencia en el contenido de ADN es del 2,8%, que es más difícil de separar.
Modificado de Johnson L a. Sexing mammalian sperm for production of offspring:
The state-of-the-art. Anim Reprod Sci. 2000;60-61:93-107.
Para que la muestra quede bien
separada, no sólo es importante la diferencia en el contenido de ADN entre los dos tipos de
espermatozoides, sino que también existen diferencias importantes en la
morfología de la cabeza del espermatozoide tanto en tamaño como en área, entre
las distintas especies de mamíferos, lo cual también va a influir en la
capacidad de división de la muestra y en la pureza final. Aquellos
espermatozoides con cabeza más aplanada y ovalada serán más fáciles de orientar
en el “sorter” usando la hidrodinámica que aquellos gametos con una forma más redondeada o angular. La diferencia de
contenido en ADN y la forma de la cabeza permiten definir un “índice de
divisibilidad” para cada especie, siendo aquellas que poseen dicho índice más
elevado, las más fáciles de separar (Fig. 4) (Garner 2006). Esto indica que
los espermatozoides más fáciles de separar en el citómetro de flujo (“Cell
Sorter”) son los del toro, ya que el área de la cabeza del espermatozoide es de
34,5 μm2
y la diferencia en el contenido de ADN entre los espermatozoides X e Y es del
3,8%, cuya multiplicación nos proporciona el índice de divisibilidad más alto
de todos, con 131.
Fig. 4. Representación de diferentes
cabezas de espermatozoides de distintas especies. El índice de divisibilidad
(Sorting Index, b) corresponde a la multiplicación del área de la cabeza por la
diferencia en el contenido de ADN. Modificado de Garner DL. Flow cytometric
sexing of mammalian sperm. Theriogenology. 2006;65(5 SPEC. ISS.):943-957.
Según el diagrama anterior, tanto los espermatozoides
del caballo como los del hombre tendrían los índices de divisibilidad más bajos
de todos.
Las mayores purezas de separación en sémenes sexados
debieran obtenerse cuando la diferencia total de ADN entre los espermatozoides
X e Y es superior al 3,5%. Aunque la
diferencia en el contenido de ADN en los caballos es del 3,7%, mucho menor que
por ejemplo en carneros, que es del 4,2%, y además el tamaño de la cabeza es
inferior, lo que supone tasas de
separación para la especie equina de 1000 espermatozoides/min, comparados con
los 4000-5000 obtenidos en carneros (Morris 2005).
Sexado espermático en Equinos
Desde la producción de la primera
descendencia viva procedente de semen sexado en conejos, se han obtenido crías
vivas de numerosas especies por este método, incluida la equina. Sin embargo,
la concentración de espermatozoides obtenidos por sexado en un caballo viene
siendo del orden de 8 x 105 espermatozoides/ml, lo que supone una
dilución extrema que reduce considerablemente las concentraciones de plasma
seminal y antioxidantes que se necesitan para mantener la estabilidad de la
membrana plasmática. Para evitar los efectos perjudiciales de la sobre-dilución,
la mayoría de los protocolos de “sorting” incluyen la recogida de los
espermatozoides, una vez que la muestra ha sido procesada, en un medio concentrado que contiene yema de
huevo. Posteriormente se realizará una centrifugación suave para concentrar un
poco la muestra y se resuspenderá en el medio adecuado, dependiendo de si la
muestra va a ser utilizada en fresco, refrigerado o congelado(C. M. Balao da Silva et al. 2013; Buchanan et al. 2000;
Clulow et al. 2008; Clulow et al. 2010; Clulow et al. 2009; Morris 2005)
El primer potro nacido vivo a partir
de semen sexado se consiguió gracias a la inseminación directa mediante
cirugía, de dicho semen en el oviducto de una yegua, con una concentración de
50000 espermatozoides. Aunque desde entonces se han utilizado métodos menos
invasivos para la inseminación con bajas dosis de espermatozoides (Morris 2011), los resultados
obtenidos en fertilidad en la especie equina son inferiores a los de otras
especies.
Ambos factores, la menor fertilidad del semen sexado y
la eficiencia reducida del proceso de separación, han retrasado la
comercialización de esta tecnología en el caballo, comparado con la industria
ganadera (Gibb et al. 2011).
Como consecuencia de la obtención de estas
concentraciones tan bajas de espermatozoides, Buchanan, y colaboradores (Buchanan et al. 2000) de la Universidad
de Colorado, desarrollaron una técnica de inseminación profunda para depositar
el semen en la punta del cuerno uterino ipsilateral a la inminente ovulación,
con el objetivo de evitar el paso de los espermatozoides por todo el tracto
reproductivo sin la necesidad de utilizar técnicas quirúrgicas. Posteriormente,
se modificó esta técnica mediante la utilización de la histeroscopia para depositar
la dosis seminal justo en la papila oviductal, lo cual permitió utilizar dosis
inseminantes mucho más bajas, del orden de 1-10 x 106 espermatozoides,
que permitieron igualar las tasas de gestación obtenidas por inseminación
convencional con semen no sexado (Morris 2011).
Aunque la necesidad de elevadas dosis inseminantes se
superó con el desarrollo de la técnica anterior, el problema de la baja
resolución durante proceso de separación sigue siendo un inconveniente para el
sexado del semen equino. Se baraja que esta dificultad se debe en parte al
pequeño tamaño de la cabeza del espermatozoide equino, y en parte, a la necesidad de utilizar
diluyentes a base de leche desnatada tanto para el manejo, como para el
transporte y la criopreservación. Los componentes de la leche desnatada son
necesarios como fuente de proteína y mantienen la fertilidad del semen equino de
manera muy eficiente, sin embargo, proporcionan una opacidad al medio que
podría interferir con la excitación del Hoechst por el láser de argón, la
transmisión de la luz hacia los detectores y la uniformidad de la tinción. Se
ha intentado en numerosas ocasiones, reemplazar esta fuente de proteínas por
otra, como por el ejemplo el BSA (albúmina sérica bovina) que permita obtener
medios más claros y transparentes, sin embargo, no se han conseguido los mismos
niveles de fertilidad con ninguna otra (Gibb et al. 2011). En el año 2012 se
llevó a cabo un experimento, realizado por compañeros de la Universidad de Extremadura,
en el que se evaluó el daño producido
por la tinción con Hoechst 33342 en el espermatozoide equino. El estudio
concluyó que los efectos negativos de la tinción eran dosis y tiempo
dependientes. También concluyó que se podían minimizar estos efectos deletéreos
si se usaba, durante el procesado de la muestra, una modificación del diluyente
comercial INRA96 (IMV, L’Aigle, France), al que adicionaron medio Tyrodes,
en lugar del diluyente utilizado en casi todos los estudios previos (diluyente
Kenney modificado con medio Tyrodes). Sin embargo tanto el INRA96 como el
Kenney siguen siendo diluyentes constituidos a base de leche desnatada, con lo
que se sigue confiriendo a la muestra a analizar una apariencia opaca (C. Balao da Silva et al. 2012).
Además, en la mayoría de los casos, es de suponer que el
laboratorio especializado equipado con el citómetro de flujo adaptado para el
sexado de espermatozoides va estar a cierta distancia del semental cuyo esperma
queremos sexar o de la yegua que queremos inseminar, por lo que para la
introducción de esta tecnología en la industria equina a nivel comercial, tendremos
la necesidad de transportar tanto el semen antes de la realización de la
técnica, como después. Para ello se realizaron varios estudios en los que se
demostró que la temperatura óptima de refrigeración para el transporte del
semen una vez extraído es de 15ºC y que si no transcurrían más de 18 horas de
la obtención hasta que se realizaba el sorting, la fertilidad de dicho semen no
disminuía, obteniéndose unas tasas de gestación del 72% (Lindsey et al. 2005).
Resuelto el
problema de la distancia del semental, quedaría por resolver la distancia a la
que tiene que estar la yegua del citómetro para la inseminación con el semen
sexado obtenido. Se realizó un estudio que demostró que la motilidad progresiva
del semen sexado disminuía considerablemente a las 48 horas cuando se
refrigeraba tanto a 4ºC como a 20ºC, sin embargo, tanto la motilidad como la integridad
del acrosoma no se veían seriamente afectadas si se conservaba dicho semen a
20ºC durante 12 horas, con lo que sería posible transportar dicho semen a
cierta distancia (de no más de 12 horas) de la yegua que se va a inseminar (Morris 2005). Teniendo en cuenta
esto, el desarrollo de protocolos fiables de congelación de semen sexado
facilitaría enormemente la comercialización de esta tecnología. En las especies
animales de producción, como son el toro o el carnero, se utilizan los protocolos convencionales de
congelación para el semen sexado, obteniendo resultados bastante buenos. Sin
embargo, en el semen de caballo, aunque se han probado numerosos protocolos con
diferentes diluyentes, la fertilidad del semen sexado congelado-descongelado es
aún bastante baja, condicionando bastante el uso de dicha tecnología a nivel
comercial.
En resumen, mientras que en otras
especies el sexado de espermatozoides es ya una realidad comercial, la especie equina está todavía muy por detrás,
debido al bajo rendimiento de los actuales citómetros de flujo, que desechan
una gran cantidad de espermatozoides durante el proceso de separación. A esto
hay que añadir el inconveniente de la necesidad de disponer de un gran número de espermatozoides para constituir una
dosis inseminante en el caballo, comparado con otras especies, y la limitada
capacidad del semen equino a los procesos de congelación, que constituyen
importantes limitaciones en el desarrollo de esta tecnología en esta especie (C. M. Balao da Silva et al. 2013).
Todo el procedimiento de sexado,
expone a la célula espermática a condiciones extremas que comprometen su
viabilidad, como son: unas tasas de dilución realmente bajas, tiempos prolongados
a temperatura ambiente, tinción de ADN,
excitación con un láser de argón, altas
presiones (40-50 psi), diferentes medios
y tampones en diferentes etapas del procedimiento, centrifugación y
temperaturas de incubación variables a lo largo de todo el proceso (transporte,
incubación durante la tinción, congelación y descongelación). Finalmente, los espermatozoides
deben transitar por el tracto genital femenino antes de la fertilización y
además deben tener capacidad fecundante. Por lo tanto, cualquier modificación
que permitiera aumentar el número de espermatozoides sexados y reducir la
variabilidad y la duración de las distintas etapas del procedimiento, debería
mejorar la eficiencia y la productividad de la técnica (Morris 2011).
Asimismo, es bien conocida la heterogeneidad en la
calidad del eyaculado entre sementales, debido a la existencia de una gran
variabilidad individual, lo que va a
afectar a la capacidad de separación de los espermatozoides. Se ha estipulado
que se podría predecir la capacidad de un semen para ser sexado, en base a las
características individuales de cada eyaculado antes de realizar el
procedimiento, lo que ayudaría a reducir los costes de la técnica evitando transportar, almacenar y procesar aquellos eyaculados de
muy mala calidad (Clulow et al. 2009).
Conclusión
El
desarrollo de la técnica de inseminación con baja dosis de espermatozoides
mediante video-endoscopio ha hecho posible la aplicación de la tecnología de
sexado espermático en la especie equina, sin embargo, quedan aún muchos puntos
por resolver para hacer que este procedimiento sea viable comercialmente. El bajo número de espermatozoides obtenidos
al final del proceso, su reducida fertilidad, y la baja capacidad para ser
congelado, hacen que sea una técnica cara y poco práctica. En cuanto al aspecto
productivo, se disminuye considerablemente la tasa de gestación al final de una
estación reproductiva, cuestión que va a hacer replantearse seriamente a un
propietario de un caballo la utilización de la técnica, ya que la obtención de
animales de cualquier sexo siempre le va a suponer un beneficio económico mucho
mayor que no obtener ninguno.
Para maximizar la calidad del semen sexado y poder
introducirlo en la industria equina de forma comercial, la empresa que posee la
patente de esta tecnología (Sexing Technologies, Navasota, TX) debería
establecer un programa de investigación bien controlado con el objetivo de
determinar los efectos nocivos de los diferentes pasos del procedimiento, ya
que con la metodología actual se pueden enviar dosis de semen diluido al centro
especializado para realizar la separación, pero las yeguas que se quieren
inseminar con esas dosis sexadas deben estar cerca de dicho centro debido a
baja capacidad que tiene el semen sexado equino para ser congelado, lo que
supone un factor muy limitante a la hora de comercializar la técnica (Samper et al. 2012).
Referencias
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Pilar Nieto Olmedo
Laura García Sánchez
Máster en Biología y Tecnología de la Reproducción de la Universidad de Oviedo
Curso 2015-2016
Bastante bien. Como en el otro, revisad un poco por la puntuación, etc. Hay algunos problemas de concordancia de verbos, sujetos, etc. Esto hace que la lectura sea a veces a trompicones (y que no se sepa exactamente a qué os referís). Revisad despacio.
ResponderEliminarFACS se traduciría como "discriminación celular activada por fluorescencia", más bien. Realmente, FACS hace referencia al funcionamiento de cualquier citómetro (pero es marca registrada de Becton Dickinson). Para separación celular se habla de sorting, sin más.
En español, mejor evitar "fertilizar". Fecundar.
La boquilla no orienta a cada espermatozoide "hacia" el láser (es más importante la longitud de onda que el tipo de láser), sino que orienta la cabeza, que suele ser más o menos aplanada, de manera que el láser sea perpendicular a su cara mayor.
Sobre la orientación de los detectores, lo explicáis al revés que en el gráfico (aquí yo no estoy seguro; en los citómetros usuales, la fluorescencia se "ve" a 90°, pero puede ser distinto en estos).
"influenciará" > influirá
"papelera" > como residuos
Más que la capacidad de "absorber" H342, hablaríamos de la cantidad de fluorocromo unido a un núcleo X vs. un núcleo Y.
En el trabajo de divulgación decís que el diluyente tiene leche, pero aquí habláis de yema. Resolved esta contradicción.
Pregunta: ¿qué desventajas prácticas, aparte de la menor velocidad de flujo, supone la baja "sortability" del caballo?
¿Creéis que la responsabilidad de realizar optimizaciones a la técnica es de la empresa?
Gracias por tus comentarios y sugerencias. Hemos modificado la redacción, esperamos que ahora quede más comprensible.
EliminarEn cuanto al tema de los conceptos sobre el sorting, la verdad es que nos resultan abstractos y difíciles de comprender, ya que para nosotras el funcionamiento en sí del citómetro de flujo es un tanto complicado. Hemos hecho modificaciones en base a la bibliografía consultada, esperamos que ahora sí que esté adecuadamente explicado.
En lo que se refiere a la orientación de los deflectores, hemos introducido un párrafo nuevo, obtenido del trabajo de Johnson en el 2000, y en el que dice textualmente lo siguiente: (… Cell sorters normally are configured with a fluorescence detector perpendicular to the laser beam (90º). The modification consists of a forward fluorescence detector in place of the light scatter detector that is standard to orthogonal configured flow systems. This is necessary in order to collect the fluorescent light from both the edge of the sperm (90º) as well as from the flat side (0º) of the sperm. …). No estamos muy seguras de si te referías a eso cuando hablabas sobre la orientación, ya que no sabemos cómo funciona un citómetro de flujo exactamente. Sin embargo, la parte en la que hablamos de la orientación en el trabajo, la obtuvimos del capítulo del libro “Equine Reproduction” en la que Morris hace la siguiente afirmación: “The 0º detector analyzes the orientation of the sperm cells and differences in DNA are detected by the 90ºdetector”.
Cuando mencionamos de la adición de yema de huevo a los diluyentes, hacemos referencia al momento justo de la recogida de la muestra una vez que ha pasado por el sorter, ya que se ha comprobado que beneficia a los espermatozoides obtenidos tras el sorting. Hemos modificado un poco el texto y añadido citas bibliográficas de trabajos en los que se señala este hecho. Los diluyentes a base de leche desnatada se utilizan desde que se recoge la muestra en fresco del caballo hasta que se insemina a la yegua, independientemente de las distintas modificaciones que sufra a lo largo de los distintos procedimientos a los que sometamos el semen (refrigeración, congelación, sorting, …). También hemos incluido un trabajo realizado en la Universidad de Extremadura sobre modificaciones en los diluyentes del semen.
La afirmación de que la responsabilidad de realizar optimizaciones a la técnica es de la empresa licenciataria de la patente, se basa en la conclusión del artículo de Samper et al., y es lo único que nosotras podemos afirmar de una forma científica. Nuestra opinión personal es muy limitada, ya que ninguna de las dos hemos tenido la oportunidad de trabajar directamente con semen sexado, no obstante, hemos estado en presencia de personas más versadas en el tema que tenían abundantes quejas sobre dicha empresa y de las dificultades de trabajar con una técnica patentada, ya que debe ser difícil realizar modificaciones. Esto sin embargo es una opinión personal basada en comentarios que no tienen ningún fundamento científico.
Os ha quedado muy bien y habéis resuelto varias dudas. Yo tampoco tenía muy claro lo de los detectores, precisamente porque se apartan de la configuración clásica.
EliminarSolo queda la pregunta que os hacía al final: ¿qué desventajas prácticas, aparte de la menor velocidad de flujo, supone la baja "sortability" del caballo?
Habíamos hecho un pequeño cambio en las conclusiones en las que creemos contestar a la pregunta. La baja "sortability" del caballo supone la obtención de muy bajas concentraciones de espermatozoides del sexo deseado, debido a la eliminación de un gran número de espermatozoides durante el proceso. Esto, unido a una baja fertilidad y a una pobre capacidad para congelar de los que se obtienen, conllevan a una disminución de la productividad de la técnica difícil de asumir por parte de los propietarios de caballos.
EliminarMuy bien.
ResponderEliminar¡Gracias!
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