9 de enero de 2018

¿Sufren los espermatozoides la obesidad corporal?

La obesidad es uno de los problemas con más trascendencia a nivel global. Reconocida oficialmente como enfermedad por la A.M.A. (American Medical Association) en el año 2013, la obesidad se caracteriza principalmente por una acumulación excesiva de grasas en el organismo, hasta el punto de perjudicar seriamente la salud y la calidad de vida. Según datos recogidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), se ha establecido que, desde 1975 hasta la actualidad, los casos de personas obesas y con sobrepeso no han ido más que en aumento tanto en niños como en adultos.

Algunos de los riesgos inherentes que trae consigo la obesidad son el desarrollo de trastornos cardiovasculares, musculoesqueléticos, diabetes e incluso varios tipos de cáncer. Además, en el caso de los hombres, no es extraño que experimenten problemas para tener hijos. 

Por tanto, la pregunta es: ¿a qué puede deberse esa aparente infertilidad?

La leptina, una de las causas de obesidad y de la producción de espermatozoides

Una de las razones por las cuales las personas con obesidad comen más es porque carecen de una proteína denominada leptina. Esta proteína se encarga de informar al cuerpo de que dispone de suficientes reservas, y lo hace inhibiendo el apetito y dando sensación de saciedad, de tal manera que el individuo deja de ingerir alimento. Por consiguiente, tanto la ausencia de leptina como su mal funcionamiento implican que las personas con obesidad sientan una necesidad de comer casi constante y nunca se sientan llenos.



Sin embargo, la leptina no sólo es responsable de mantener el equilibro entre hambre y saciedad. Recientemente, se ha visto que la leptina juega un papel importante en el proceso de formación de gametos, también llamado gametogénesis. En particular, en hombres, se ha observado que la ausencia o alteración de la leptina reduce la producción de la hormona testosterona en los testículos. Debido a que la testosterona es la principal hormona masculina implicada en la formación de espermatozoides, o espermatogénesis, muchos científicos piensan en la leptina como una de las causas principales de infertilidad en hombres obesos.

Espermatozoides: ¿de mala calidad?

Las células que en nuestro cuerpo son las encargadas de almacenar grasas se denominan adipocitos. En concreto, los adipocitos que acumulan grasa blanca alrededor del estómago, el hígado y los intestinos tienen la capacidad de liberar sustancias proinflamatorias. En el caso de la obesidad, este estado inflamatorio se agudiza y una de las consecuencias que trae consigo es el incremento en la producción de las llamadas especies reactivas de oxígeno, o ROS. Las ROS, a niveles adecuados, tienen efectos positivos en el organismo. Por ejemplo, en presencia de una lesión las plaquetas liberan este tipo de moléculas para, así, atraer más plaquetas y formar el coágulo. Sin embargo, a niveles elevados, las ROS son perjudiciales para las células, ya que provocan daños en su ADN e incluso pueden producir su muerte.

Por otro lado, el almacenamiento de grasa en hombres con obesidad tiene repercusión directa sobre los testículos, especialmente aquellas que se acumulan en los muslos y en el escroto. El exceso de grasa en estas zonas provoca un aumento de la temperatura en los testículos, lo cual resulta fatal para los espermatozoides. ¿Y esto a qué se debe? Para que haya una correcta formación de espermatozoides es esencial que la temperatura de los testículos esté por debajo de la del resto del cuerpo, es decir, menos de 37ºC. Si la temperatura testicular aumenta, la espermatogénesis se altera y puede dar como resultado un semen de pobre calidad. 

¿Y qué determina que un semen sea bueno o malo? La calidad del semen está basada en las características de los espermatozoides que éste contiene. Dichas características engloban parámetros como la morfología, movimiento o la concentración, es decir, la cantidad de espermatozoides que hay en un mililitro de semen.

Algunos científicos encontraron que, en hombres obesos, cada uno de estos parámetros se encuentra afectado: contienen menos espermatozoides en cada eyaculación, son menos móviles y, además, presentan formas alteradas, ya sea porque son células demasiado grandes, demasiado pequeñas, o con cabezas muy delgadas o muy gruesas. No sólo eso, los espermatozoides también presentan un mayor riesgo de sufrir daños estructurales en su ADN, asociados al aumento de ROS que previamente hemos explicado. De esta forma, si el ADN de los espermatozoides es defectuoso, hay pocos, deformes o no se mueven como es debido, las posibilidades de que haya un embarazo o que éste prospere se ven reducidas.




Sin embargo, la realidad es que no está del todo claro si la obesidad tiene efectos negativos sobre la calidad del semen, ya que otros trabajos no encontraron evidencias suficientes de que los hombres obesos tengan problemas en la forma, movilidad o cantidad de los espermatozoides.

Los hijos no son ajenos a la obesidad de los padres

A pesar de todo lo comentado hasta ahora, es evidente que los hombres con obesidad o sobrepeso son capaces de tener descendencia. Surge entonces otro aspecto que tiene en vilo a prácticamente toda la comunidad científica: la epigenética. La epigenética hace referencia a todos los cambios que afectan a la función de los genes pero no a su estructura, influyendo de esta manera en su expresión. Hoy en día, supone un campo del cual se desconocen muchos aspectos, pero lo que sí se sabe es que tiene una gran implicación en lo que verdaderamente somos y que los cambios en esta epigenética del ADN podrían ser los responsables de muchas enfermedades.




La epigenética se ve afectada por muchos factores ambientales, y uno de ellos es la dieta. Esto quiere decir que, en función de lo que comemos y en qué cantidades, nuestros genes se expresarán de una forma o de otra. Por tanto, no es extraño que a los científicos les haya preocupado la posibilidad de que los espermatozoides contengan alteraciones en su epigenética como consecuencia de la obesidad. Y a pesar de que todavía queda mucho por investigar, se ha podido comprobar que los espermatozoides de hombres obesos presentan ciertas modificaciones epigenéticas en genes que se transmiten posteriormente a sus hijos y que son importantes para su desarrollo durante el embarazo. Esto quiere decir que, si verdaderamente la obesidad de los padres trae consigo cambios en los genes que posteriormente llevarán su descendencia, es posible que en el futuro estos niños sufran trastornos relacionados con la enfermedad de sus padres a lo largo de su vida.

No está todo perdido

La obesidad es una enfermedad tratable, pero ¿lo es así los problemas de infertilidad que trae consigo? A modo de respuesta, se ha visto que la pérdida de peso supone una restauración de los niveles de testosterona, de la calidad seminal y de la epigenética de los espermatozoides. En base a estos datos, se han sugerido varios tratamientos contra la infertilidad para pacientes masculinos obesos. Algunos de ellos se basan en fármacos capaces de restaurar la espermatogénesis; otros se limitan a los resultados que ofrecen las operaciones quirúrgicas destinadas a tratar la obesidad como tal. Seguir un estilo de vida basado en una dieta saludable y ejercicio físico moderado también ofrece buenos resultados, y además no implica medicarse. No obstante, el uso de un tratamiento u otro dependerá de la situación de cada paciente y su enfermedad, ya que no todos responden igual ni están en las mismas condiciones de seguir una misma terapia.




BIBLIOGRAFÍA

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PARTICIPANTES

Patricia García Navarro

Irene Reguera Gómez

Ana Tímermans Camba

3 comentarios:

  1. Muy bien explicado. Revisad el texto teniendo en cuenta también los comentarios del otro artículo. Tened siempre en cuenta que un artículo divulgativo debe ser ante todo riguroso, no confundáis la divulgación con el estilo de algunas revistas que van de divulgativas.

    Revisad lo que ponéis sobre los adipocitos. Dependiendo del tipo de grasa pueden tener efectos difeerentes. Por ejemplo, la grasa visceral suele tener efectos negativos, pero la grasa blanca subcutánea, la parda y la brite tienen efectos positivos, liberando moduladores tanto del metabolismo como del sistema inmune.

    Matizad el comentario sobre las ROS, ya que, en las concentraciones adecuadas (que a veces son relativamente elevadas) cumplen funciones fisiológicas muy importantes. Evitad personalizaciones, expresiones subjetivas y que lleven a generalizaciones, como "extremadamente" o "malignas". La maldad es una característica humana. Aprovechad la revisión para considerar otras expresiones.

    El último párrafo es complicado, ya que contraponéis fármacos, cirugía y dieta-ejercicio. Os recomiendo que lo reescribáis, ya que dependiendo de la situación de cada paciente habrá que escoger una estrategia u otra, no se trata de contraponer ni de sugerir que un enfoque es mejor que otro sin más. Además, os recomiendo evitar comentarios del tipo "más natural". Este término ha sido abusado considerablemente y lleva a confusión más que a otra cosa. Yo resaltaría primero la necesidad de un estilo de vida saludable y, en casos más problemáticos, la existencia de otras soluciones.

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    1. Hola, Felipe. Antes de nada, gracias por las correcciones. Siguiendo tus consejos, hemos hecho los cambios que creíamos pertinentes sobre este artículo:

      En el apartado de los adipocitos, hemos especificado qué tipos son los perjudiciales en relación a la producción de ROS. Consideramos no entrar en detalle con lo de los tipos de grasas y sus funciones porque quizás eso implicaría desviarse un poco del tema de la obesidad y su repercusión sobre la calidad espermática.

      También hemos añadido esa puntualización en el apartado de la producción de ROS.

      Por último, hemos reescrito la parte final del último párrafo, haciendo hincapié en la situación de cada paciente para seguir un tipo de tratamiento u otro.
      Esperamos que estas correcciones sean adecuadas.

      Saludos,

      Patricia, Irene y Ana

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