Introducción
El desarrollo de sistemas de
administración de fármacos capaces de suministrar localmente y de forma
controlada dosis efectivas constituye uno de los retos principales en la lucha
contra el cáncer. La nanomedicina ha dado paso a una nueva era en la
administración de sustancias, de manera que se están desarrollando numerosos
sistemas de nanopartículas cargadas con fármacos que puedan mejorar la eficacia
de la administración de los mismos. Las opciones de diseño de nanopartículas
son prácticamente ilimitadas. Así, están siendo investigadas en la clínica para
el tratamiento del cáncer nanopartículas basadas en lípidos, en polímeros,
inorgánicas o virales (figura 1) (1).
Algunas de ellas, como los liposomas, han
demostrado ser capaces de actuar específicamente en tumores, además de mejorar
el control en la liberación del fármaco. No obstante, aún existe una serie de
desafíos por resolver, tales como la captación inespecífica por parte de otros
órganos, una penetración a los tejidos limitada y la dilución del sistema de
administración en los fluidos corporales, lo cual provoca una disminución de la
concentración efectiva del fármaco (3).
Para solventar estas barreras, se están
proponiendo nuevos sistemas de transporte y administración de fármacos basados
en células. Estos sistemas tratan de aprovechar la fluidez de la membrana y
elevada biocompatibilidad que poseen las células, además de características
específicas de ciertos tipos celulares. Por ejemplo, se han utilizado sistemas
basados en células madre para terapia regenerativa, macrófagos en terapia contra
el cáncer o eritrocitos para conseguir una liberación sostenida del fármaco en
el torrente sanguíneo (4–6).
Las células capaces de autopropulsarse son
particularmente interesantes en este aspecto, debido a su biocompatibilidad, su
capacidad de interaccionar con otras células y tejidos y su capacidad de
desplazamiento en microambientes fisiológicos. En concreto, el espermatozoide
se presenta como un candidato ideal para la encapsulación y administración de
fármacos en el tracto reproductor femenino, y así lo demuestra un estudio
reciente del Instituto Leibniz de Investigación de Materiales y del Estado
Sólido de Dresde, Alemania (3).
Sistema de micromotor híbrido espermático
El espermatozoide posee la capacidad natural de
desplazarse a lo largo del tracto reproductor femenino. Esto, unido a su alta
capacidad de encapsular proteínas y otras sustancias hidrofílicas,
protegiéndolas de la dilución en los fluidos corporales, de reacciones inmunes
y de la degradación enzimática, lo convierten en un candidato prometedor para
el tratamiento del cáncer cervical y otras patologías ginecológicas. Además, el
espermatozoide posee una serie de proteínas de membrana (como CD9 y distintas
integrinas) que le permiten fusionarse con otras células, característica que
podría suponer una ventaja a la hora de mejorar la transferencia del fármaco a
la célula diana (3,7).
Basándose en estas propiedades, el grupo dirigido por
el Dr. Haifeng Xu ha desarrollado un sistema
micromotor híbrido para la administración de fármacos en el tratamiento de
cánceres ginecológicos. El sistema utiliza al espermatozoide como sistema de
propulsión y de encapsulación del fármaco, y lleva acoplado un microtubo
generado por impresión 3D (denominado “tetrápodo”), que permite guiar
magnéticamente al espermatozoide y desencadenar la liberación de la sustancia.
La
microestructura del tetrápodo consta de un cuerpo tubular optimizado para el
tamaño de un espermatozoide y cuatro brazos flexibles, diseñados de forma que
cuando se topen una barrera sustancial (como un conjunto de células) se doblen,
permitiendo al espermatozoide escapar y fusionarse con la célula diana,
liberando su contenido (figura 2). Cuando un espermatozoide alcanza el tetrápodo, su
cabeza queda atrapada mecánicamente en el interior de la cavidad, permitiendo
el movimiento del flagelo, de manera que va a propulsar la microestructura
hacia adelante. Esta microestructura está además recubierta de forma asimétrica
por una capa de 10 nm de hierro con un ángulo de inclinación de 15° creando un
eje fácil de imanación, que va a permitir guiarla por medio de un campo
magnético externo. Además, posee una capa adicional de titanio de 2 nm de
espesor para mejorar su biocompatibilidad (3).
Para los ensayos realizados utilizaron espermatozoides
de toro como modelo, ya que presentan una morfología similar a los del ser
humano.
El experimento
Con el fin de evaluar la eficacia del sistema, se coincubaron
los espermatozoides con clorhidrato de doxorrubicina (DOX-HCl), un fármaco
quimioterápico de amplio uso y cuya forma liposomal (Doxil) se utiliza para el
tratamiento de cánceres ginecológicos (8).
Tras purificar los espermatozoides, se confirmó la
incorporación del fármaco por medio de microscopía de fluorescencia, ya que
este compuesto presenta autofluorescencia
cuando se excita a una longitud de onda de 470 nm. El 98 % de los
espermatozoides de la muestra incorporó el fármaco, encontrándose predominantemente
en la cabeza de la célula. Por otro lado, se analizó la estabilidad de la
encapsulación, comprobándose que tras 96 h solo el 18 % del fármaco encapsulado
había sido liberado al medio de cultivo, lo cual indica que el espermatozoide
es capaz de almacenar DOX-HCl de una manera estable (3).
Se testó la eficacia antitumoral de la administración
de DOX-HCl por medio de este sistema en esferoides de células HeLa como modelo
tumoral in vitro. Tras 72 h de
coincubación de espermatozoides cargados con el fármaco (8x104
espermatozoides en 100 µL de medio SP-TALP) con los esferoides, se observó que
el tamaño de todos ellos había disminuido como consecuencia de la muerte
celular inducida por la doxorrubicina. Además, un test de viabilidad celular
confirmó que tras 48 h de coincubación el efecto de muerte celular inducido por
el compuesto era mayor utilizando el sistema híbrido que cuando los esferoides
eran incubados únicamente con el fármaco (figura 3) (3).
La capacidad de penetración de los híbridos en el
interior de los esferoides se comprobó previamente utilizando FITC-BSA como
modelo, observándose que tras 24 h de coincubación se observaban
espermatozoides en el interior de los esferoides. Por otra parte, se llevó a
cabo un ensayo in vitro de
características similares para evaluar la administración de DOX-HCl por medio
de este sistema en un entorno más complejo, utilizando un chip de canales
microfluídicos y guiando los espermatozoides hacia las células diana por medio
de campos magnéticos externos (figura 4). Se comprobó que los espermatozoides
eran capaces de fusionarse con las células diana y liberar el fármaco,
induciendo muerte celular (3).
Perspectivas futuras
El espermatozoide posee una gran capacidad de
encapsulación de sustancias, y es una célula especialmente interesante para la
administración de fármacos debido a su capacidad de autopropulsión, de
penetración y de fusión celular. El metabolismo incompleto que presentan los
espermatozoides hace que el transporte de fármacos no tenga gran impacto en su
motilidad, al tiempo que se evita la degradación de la sustancia. Además, son
capaces de inhibir la respuesta inmune mediante la expresión de proteínas
específicas de membrana, lo que hace que puedan mantenerse funcionales en el
cuerpo humano durante tiempos relativamente prolongados. Su habilidad natural
de desplazarse a lo largo del tracto reproductor femenino hace que se presente
como un candidato idóneo para la administración de fármacos en el tratamiento
de cánceres ginecológicos (cáncer de ovario, cervical, de ovario, uterino…,
etc) (3).
El estudio realizado por Xu y colaboradores confirma
la capacidad del sistema micromotor híbrido descrito anteriormente para liberar
de forma eficiente y dirigida un fármaco antitumoral (doxorrubicina) en
esferoides de células tumorales. Este sistema muestra una aplicación potencial
no solo para el tratamiento de cánceres ginecológicos, sino que también podría
utilizarse para tratar otras enfermedades del aparato reproductor femenino
tales como endometriosis o enfermedades inflamatorias pélvicas.
Las aplicaciones biomédicas potenciales son
prácticamente ilimitadas; sistemas de este tipo podrían ser utilizados para la
administración de agentes de contraste, ARNm o cualquier sustancia de interés.
Si bien es cierto que aún quedan obstáculos por superar antes de que el sistema
pueda ser utilizado en clínica, y son necesarios más estudios y un
perfeccionamiento de la técnica, este avance podría suponer una revolución en
el tratamiento del cáncer, permitiendo mejorar la efectividad y precisión del
mismo.
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Sperm-hybrid micromotor for targeted drug delivery. ACS Nano. 2017; Epub
pendiente de impresión..
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2013;65(2):157-70.
Ana García Rúa
Andrea Núñez González
Tema muy interesante y bien explicado. El texto está bastante bien, fácil de leer sin perder profundidad. No obstante, aprovechad la revisión para darle otra lectura.
ResponderEliminarFalta una referencia en el texto a la fig. 2 (en un texto, cada tabla y figura relevante debe estar citada).
Algunas cuestiones. En primer lugar, podríais aclarar en qué consiste el modelo FITC-BSA (albúmina marcada con fluoresceína, pero, ¿cómo funciona=). En segundo lugar, no estoy muy de acuerdo en que los espermatozoides de toro sean similares a los de humano. Podrían serlo si los comparamos con los de aves o peces.
Por otra parte, me pregunto si habéis encontrado alguna referencia sobre una posible respuesta inmune al tetrápodo (u otras estructuras que se pudiesen usar) o a los espermatozoides. Efectivamente, el diseño del tetrápodo y la naturaleza del espermatozoide permiten soslayar este problema, pero tal vez pueda llegar a producirse.
Dejo alguna pregunta para el otro artículo.
Buenas tardes Felipe,
EliminarHemos repasado la redacción del artículo y realizado un par de modificaciones, referenciando en el texto la figura 2 como indicaste. Respondiendo a tus preguntas:
- Para evaluar la capacidad de penetración de los espermatozoides en este sistema, se coincubaron con una solución de FITC-BSA (albúmina marcada con fluoresceína, como bien indicas) para que la proteína fuera encapsulada. A continuación se pusieron en contacto con los esferoides de células tumorales y se analizó el cultivo mediante microscopía de fluorescencia (a distintos tiempos de coincubación) para detectar la localización de la albúmina (marcada por la fluoresceína, que emite fluorescencia al ser excitada con una longitud de onda de 470 nm). Se realizó una reconstrucción 3D de los esferoides por superposición de imágenes para analizar la distribución de la fluorescencia, y se llevó a cabo un análisis semicuantitivo mediante el software ImageJ. Se analizó por un lado el área de distribución de la fluorescencia, y por otro lado la intensidad de la fluorescencia integrada (suma de las intensidades de fluorescencia en el esferoide), la cual se corresponde con la cantidad total de FITC en el esferoide. Para ambos análisis se vio que aumentaba con respecto al inicio del experimento, lo que permite deducir que se había transferido FITC-BSA desde los espermatozoides al interior del esferoide.
- En cuanto a la similitud entre los espermatozoides humanos y bovinos, los autores del artículo afirman que son morfológicamente similares. En ambas especies la cabeza del espermatozoide presenta forma de “pala”, mientras que en roedores por ejemplo presentan cabezas en forma de gancho. Dejando a un lado el porqué de la no utilización de espermatozoides humanos (que ya comentamos en el artículo divulgativo), la similitud morfológica sería importante a la hora de diseñar la microestructura y que ésta se pueda acoplar también adecuadamente a espermatozoides humanos.
- En lo que respecta a la posibilidad de una reacción inmunológica ante el tetrápodo, este es uno de los retos que tendría que resolverse antes de la aplicación del sistema in vivo, y así lo indican los autores del artículo. Como hemos comentado en el blog, los espermatozoides en principio no presentarían problema ya que son capaces de eludir la acción del sistema inmune mediante la expresión de ciertos componentes en su membrana (9, 10). En cuanto a la estructura sintética, la cobertura de titanio busca mejorar la biocompatibilidad y evitar una reacción adversa por parte del sistema inmune de la paciente, pero no hemos encontrado más información acerca de la respuesta inmune que pudiera provocar. En cualquier caso, aún serían necesarios estudios in vivo para detectar estos problemas y buscar la manera de solventarlos.
(9) Kelly, R. W.; Holland, P.; Skibinski, G.; Harrison, C.; McMillan, L.; Hargreave, T.; James, K. Extracellular organelles (prostasomes) are immunosuppressive components of human semen. Clin. Exp. Immunol. 1991, 86, 550−556.
(10) Rooney, I. A.; Oglesby, T. J.; Atkinson, J. P. Complement in human reproduction: activation and control. Immunol. Res. 1993, 12, 276−294.
Muy interesante, buen trabajo.
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